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En la bahía de la Palma, situada al suroeste de la isla de Mallorca, encontramos la casa de la que queremos hablaros hoy. Su forma y materialidad se inspiran en las canteras abandonas de Son Mosson ubicadas frente a la vivienda y lugar de donde se extrae el marés empleado en los revestimientos. Este material es una roca compuesta por granos de arena cohesionados por un cemento natural y su peculiar color marrón arena de aspecto erosionable es uno de los signos de distinción de Casa Es Carnatge. Además, su doble piel pétrea abstrae esta casa de la contaminación acústica proveniente del aeropuerto vecino.
La vivienda se genera a partir de dos cuerpos macizos unidos mediante un porche flexible. Las líneas rectas y las formas básicas buscan la esencialidad en la construcción. Uno de los volúmenes acoge la zona privada y el otro las estancias públicas de la casa, estableciendo la unión entre ambos mediante una pieza de vidrio donde se sitúa la zona más importante de Casa Es Carnatge: el salón-comedor.
La parcela queda delimitada a ambos lados por viviendas adosadas construidas durante el boom turístico de los años 60. Los arquitectos, viendo la amnesia cultural adyacente quisieron plasmar en la vivienda parte de la historia del entorno donde conviven desde hace tiempo búnkeres, canteras y el área natural de la bahía de Palma.
Miel Arquitectos es un estudio de arquitectura fundado por Elodie Grammont y Miguel Angel Borràs y son ellos los responsables de este proyecto.
Desde esta perspectiva más cercana lo más llamativo es el color de la escena. El marés es el humilde protagonista del exterior y sobre las paredes de color arena contrasta el tono oscuro del acero corten utilizado para los vierteaguas que protegen la vivienda del agua y de la humedad.
Los dos cuerpos que conforman la vivienda se unen en este espacio. Un salón-comedor se sitúa entre el dormitorio doble de uno de los volúmenes y la cocina del otro. Así, a lo largo se crea un espacio diáfano y a lo ancho quedan conectados el comedor de verano y el porche que mira hacia el norte.
Entramos al primer volumen donde se sitúan los servicios que ofrece la vivienda: el garaje, el cuarto de máquinas, el lavadero, la cocina y la zona de invitados. En la imagen os mostramos la cocina con zona de comedor. El blanco puro de la vivienda contrasta con el tinte que la piedra adquiere en el exterior, creando así, un interior luminoso en su justa medida.
Entramos en el segundo cuerpo de la vivienda y el corazón de la misma. Aquí se sitúan los tres dormitorios y los dos baños de sus habitantes presentes y futuros. La piedra sigue siendo blanca también en este volumen y convierte este dormitorio en un remanso de paz en constante relación con el entorno que lo rodea.
