La complejidad y diseño de los circuitos electrónicos juegan un papel importante en la calidad de los LED y su emisión de luz. Los controles electrónicos que manejan los circuitos permiten que automáticamente se controle el voltaje y calidad de luz para alejar a la bombilla de los limites de riesgo, aumentando así su calidad de vida. Una bobilla LED de luz blanca, típicamente funciona a 3,3V DC con un máximo de 3,7V DC, lo que traduce en un espectro de voltaje más amplio que una bombilla trádicional.
Lo barato a veces sale caro. Una bombilla LED debe contar con la calidad suficiente para su durabilidad. Pueden ser más costosas que las luces tradicionales, pero su durabilidad hace que a largo plazo sean más rentables.
La consideración principal para elegir luces LED sobre las incandescentes, CFL o fluorescentes es por su cualidad para ahorrar energía. Las LED tienen la más alta eficiencia del mercado: la capacidad de convertir la luz eléctrica a luz con la menor cantidad de calor producido por watt. Las luces incandescentes y halógenas son muy ineficientes ya que producen calor al máximo y sólo un pequeño porcentaje de la energía se convierte en luz. Una LED de 10 vatios tiene la misma cantidad de salida de luz que una bombilla incandescente de 60W.