Antes y después: de granero abandonado a casa rural

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Cada martes publicamos un Antes y después diferente: proyectos que llevan a edificios en mal estado a convertirse en casas de diseño. Hoy en esta sección os contamos la historia de un granero que, tras una obra de rehabilitación, se ha convertido en una moderna villa familiar. El edificio en cuestión fue construido en 1800 en uno de los bosques que podemos encontrar en la región de Trentino. Más de 200 años más tarde, abandonado y en mal estado, se convirtió en un reto para los profesionales milaneses de SuperCake. Aunando tradición y modernidad, estos arquitectos han mantenido las partes conservables y añadido nuevas estructuras para afianzarlas, creando espacios interiores habitables y funcionales.

A través de esta selección de imágenes mostramos el estado previo y el resultado de este granero transformado en una acogedora casa rural

Antes: el interior

Para valorar mejor el resultado es necesario echar un vistazo al estado previo a la intervención del granero. En esta perspectiva interior observamos cómo toda la estructura interior se encontraba en un estado de mantenimiento pésimo: maderas carcomidas y materiales  estropeados por la presencia de humedad debido a la falta de aislamiento de las inclemencias climáticas.

Antes: el exterior

El estado de la parte exterior del edificio no se encontraba en mejores condiciones. Nos asomamos en esta fotografía a la cubierta. Mal aislada y mantenida, ya no cumplía su función. Faltaban tejas y las instalaciones debían restaurarse. 

Antes de iniciarse el proceso de transformación de los interiores, fue necesario restaurar las fachadas y estabilizar las estructuras. 

Durante

Para poder darle al edificio la estabilidad necesaria, se incorporaron nuevas estructuras como veremos en la siguientes imágenes. Aunque se mantuvo la madera como material principal, se introdujeron otros nuevos como el acero. Esta otra perspectiva interior muestra la gran cantidad de huecos con los que contaba la fachada. Protegidos por perfiles de madera a modo de lamas, estas grandes ventanas abiertas fueron construidas de acuerdo con el uso anterior del edificio: la estancia tenía que que estar ventilada para que los granos de cultivo no se humedecieran. 

Después: un espacio habitable

Trabajos y días pasaron hasta que el granero se convirtió en esta espectacualr casa rural de montaña. A pesar de que la intervención fue severa se mantiene su esencia rural: el edificio sigue ligado a su origen y su emplazamiento campestre. Las fachadas han sido restauradas y en los huecos se han colocado carpinterías y contraventanas que aíslan al interior del ambiente exterior. La cubierta ha sido reemplazada por una de madera manteniendo su forma a dos aguas. 

Cuenta con tres plantas, uno de acceso por la planta más baja del terreno: la planta baja. El segundo nivel también tiene salida al exterior por el terraplén sobre el que se incrusta la casa. El tercero y más alto de todos es abuhardillado y se encuentra inmediatamente debajo de la cubierta. A pesar de que por fuera puede parecer más o menos convencional, el resultado de la obra en el interior no tiene nada de esto: se juega con los niveles y las alturas creando estancias de diferentes escalas y sensaciones. 

Después: la planta baja

En el nivel más bajo de todo se sitúa parte del programa de día: comedor y cocina. La distribución interior busca que los diferentes espacios interiores se relacionen entre ellos a través de grandes huecos: las estancias se encuentran todas relacionadas como podemos ver en esta imagen. Esta es, quizá, la planta donde se conservan más indicios de su origen. Los muros de piedra con desconchados y las ventanas irregulares le unen a su pasado. 

Después: la cocina

En la cocina, como en el resto de la vivienda, se ha empleado la madera como pavimento aportando una nota cálida que contrasta con el enlucido blanco de las paredes. El diseño interior de la casa se ha construido con esencia rústica, pero con la mayor sencillez posible. La cocina se compone únicamente de una única pieza apoyada sobre la pared construida de hormigón que recuerda sobriamente a las cocinas de antaño. 

Después: la planta primera

 En el segundo nivel de la casa encontramos el resto de la zona de día, con un gran espacio abierto que se emplea como salón. Aunque en la imagen anterior las nuevas estructuras eran visibles, aquí tienen mayor presencia. La cubierta de madera se afianza con una estructura de perfiles de acero que, además de sostenerla, hace posible la aparición de los altillos. Se ha procurado mantener la atmósfera rústica, pero llevada a una ótpica más minimalista, donde la repetición de elementos y la falta de ornamentación o decoración son la clave de su singular belleza. Este nivel y su superior se conectan a través de dobles alturas, que permiten visuales cruzadas y la aparición de diferentes tipos de rincones en un mismo espacio. 

Después: en la buhardilla

Ascendemos al último nivel de todos: la buhardilla. A través de un liviano juego de altillos la vivienda gana más superficie de suelo y una planta más de uso polivalente. A través de diferentes ventanas, abiertos en fachada o en cubierta, se arroja luz al interior. Ligeras barandillas metálicas protegen este juego de plataformas y pasarelas e invitan a recorrer esta encrucijada en las alturas. 

Las obras de rehabilitación consiguen que edificios fuera de juego puedan volver a competir por un primer puesto en el campeonateo de viviendas cálidas, acogedoras y modernas.

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