En la ciudad italiana de Turín encontramos un ejemplo de lo que un trabajo de recuperación y renovación puede hacer con las viejas joyas del pasado. Construido en 1663, el palacio Valperga es una muestra de un arte, el barroco, que se ganó su sitio en la historia a base de recargamiento, columnas dobladas y mucho claroscuro. Sin embargo, cuatro siglos después este palacio demuestra que aún puede convivir con estilos más modernos y vanguardistas.
Nuestro homify 360° de hoy está dedicado a la recuperación de este palacio, que se planteó con el objetivo de mejorar la estructura existente, cambiar su uso y mejorar sus servicios, tras varias reformas a lo largo de los siglos: en el siglo XVIII sufrió una re-estructuración que acabó con una ampliación de la construcción y ya en el siglo XIX el edificio se convirtió en un centro neurálgico del movimiento cultural de Turín en el momento. Un edificio con muchas vidas. La última lo ha convertido en un lujoso edificio de 36 apartamentos, gimnasio y spa.
Comenzamos la visita en la fachada principal. Aquí podemos comprobar el carácter histórico de la construcción que se presenta con todo su esplendor ya que ha sido sometida a un cuidadoso trabajo de restauración. El proyecto ha tratado de mantener el aspecto original de la estructura y el resultado es una fachada luminosa, llamativa y elegante que no pierde su carácter antiguo pero luce como si fuera nueva.
Al entrar al interior del palacio, lo que nos da la bienvenida no es un ambiente lujoso, sofisticado y cortesano, sino más bien un espacio onírico, donde la luz llena de poesía y magia este patio. El jardín del siglo XVII ha sido reinterpretado. Aquí el patio dibuja un patrón de guijarros, luces y plantas, donde el verdadero jardín barroco es vertical y muy brillante.
En lo más alto del edificio encontramos esta terraza que se presenta como un pequeño oasis de paz en el centro de Turín. Aquí desemboca ese jardín vertical del que hablábamos antes, convertido esta vez en jardín real donde las luces siguen siendo importantes pero han perdido ese aire onírico que tenían en el patio. Aquí, es el cielo el que da la poesía.
Y si el patio ya nos sorprendía por el uso de las luces, el interior de los apartamentos no es para menos. Aquí el futuro ha venido para crear un ambiente espacial lleno de color y equilibrio. El efecto visual de las luces LED y la decoración es notable si lo comparamos con la fachada histórica. En este edificio, además, la vanguardia no es solo estética, también tecnológica, puesto que se le ha dotado de alta tecnología que reduce la la huella de carbono del edificio.
Sorprende en estos apartamentos el espacio de la cocina, donde las tradicionales paredes se han sustituido por cerramientos de vidrio que, junto con la iluminación, le dan un aire futurista.
En el interior de los apartamentos apenas si encontramos algunos detalles con aire clásico y señorial que nos recuerdan el origen barroco del palacio. Sin embargo, a excepción de esas ligeras pinceladas, lo que vemos aquí es una casa con doble atura y espacios diáfanos y minimalistas.
Como el interior ha sido toda de nueva construcción, los acabados han sido diseñados para mejorar la funcionalidad y el confort del edificio. En este ejemplo podemos ver cómo se ha aprovechado con inteligencia el hueco bajo el techo abuhardillado para crear las zonas del dormitorio y el cuarto de baño que menos requieren de grandes alturas: la cama y la bañera.
Tal y como habíamos contado antes, en este palacio se ha construido también un espacio de bienestar y relajación al que pueden acceder los propietarios de los apartamentos. El spa y el gimnasio están equipados con las últimas tecnologías, con el objetivo de dar una experiencia única a sus huéspedes.
Para concluir mostramos una imagen que demuestra que no todo es futurismo en este edificio. En cualquier esquina, si nos descuidamos, nos podemos topar con espacios que nos recuerdan que el barroco también estuvo aquí.